jueves, 13 de marzo de 2008

Exposición 04

Instituciones de Enseñanza y Difusión Musical


Eugenio Auz S.
Quito, marzo del 2008


La música educa el corazón y la mente, no es adorno exterior.
Pedro Pablo Traversari Salazar (músico ecuatoriano).


En más de cien años de actividad, desde que se estableció el primer Conservatorio, las instituciones musicales han pasado por una serie de circunstancias, que bien pueden resumirse en una continua lucha por consecución de recursos, la falta de planeamientos claros en sus objetivos, la poca importancia otorgada a la Música por parte del Estado y la ineficiente conducción de las autoridades, que han dirigido los planteles sin planificación o desde intereses particulares, falencias que han cerrado el paso a críticas o sugerencias, ocultando la falta de cumplimiento de los propósitos para los que fueron creadas aquellas instituciones. Estos comportamientos naturalmente se han dado en complicidad de los Ministerios de los cuales dependen, los que generalmente no han contribuido para que esa situación cambie, mostrando poco interés, falta de control y evaluación técnica. Es indispensable que la meritocracia se ponga en práctica en estos sectores para el mejoramiento educacional en los planteles musicales.

La refundación del Conservatorio en 1900, se llevó a cabo en la presidencia del General Eloy Alfaro, a sabiendas de la importancia del aprendizaje musical en la formación intelectual, moral, cívica entre otros valores que la música proporciona a quien la aprende y practica. Con esa perspectiva los Conservatorios tenían que ser los centros científicos para la enseñanza, estudio y divulgación de la música, fundamentados en cuatro pilares, la investigación, la educación, la creación y la divulgación de la música, en la que se contemplaba también el desarrollo de la música ecuatoriana. Esto nos permite aseverar que estas instituciones deben modificar sus competencias y su malla curricular incluyendo y fundamentando en sus estudios la música ecuatoriana como uno de los objetivos básicos en la formación de músicos.

Los centros de formación deben ser espacios vitales del estudio sistemático, artístico, científico, y filosófico de la música, que permitan sobrepasar la percepción que hasta hoy se tiene de la música como un oficio riesgoso -entendiéndose por riesgoso la imposibilidad de vivir del trabajo musical y de la profesión de músico con estigmas de libertinaje y sin formación intelectual- este criterio obviamente basado en prejuicios que devienen de épocas coloniales, así como también resultante de los bajos salarios que hasta hoy perciben los músicos, que contrariamente a lo que piensa la mayoría de personas, inician sus estudios desde los 6 años de edad. Esto a su vez ha generado el rechazo de esta materia en las escuelas y colegios, contribuyendo también a ello que muchos de los profesores de música son personas improvisadas y no están capacitados para llegar con el debido conocimiento, así como también debido a poca importancia que le han dado las autoridades educativas a esta materia.

“Todo lo que para ser doctor en ciencias se gasta, para ser doctor en música no basta” PPTS.

El músico reclama el derecho de ejercer su trabajo como profesión. Esto será posible, si a la par se otorga la debida importancia a las instituciones de enseñanza musical, valorando el gran esfuerzo que realiza quien opta por esta actividad, reconociendo sus estudios ininterrumpidos por largos años hasta llegar a culminar sus estudios, que pocos se arriesgan a terminar, por oposición de la familia, la sociedad, el Estado y al hecho de que no pueden canalizar su formación hacia estudios universitarios. Esto determina una fuga forzada de cerebros, pues a falta de titulación terminan buscándola en el extranjero, donde generalmente prefieren establecerse.

Los Conservatorios deben liderar la formación de músicos que desarrollen sus acciones no solo en la interpretación de música académica europea o de distintas partes del mundo, sino que debe propiciar el estudio y aplicación de música popular y étnica del país. Deben preparar docentes, que en convenio con universidades especializadas en Pedagogía, permita al país contar con personal idóneo que multipliquen el conocimiento y la práctica musical de manera que beneficie en la formación estética, desarrollo intelectual, mejoramiento de la autoestima e identidad de nuestra comunidad. Es pertinente indicar que es factible abordar todas las músicas desde la investigación y el estudio científico, y de ese modo también se posibilitará el contar con trabajos que desde lo técnico registren la memoria musical de nuestros pueblos.

La Orquesta Sinfónica Nacional del Ecuador se constituyó en los años cincuentas como una herramienta de divulgación del músico ecuatoriano. Posteriormente se fueron organizando otras orquestas y bandas sinfónicas en diferentes localidades. La creación de estas agrupaciones musicales tenía como objetivo la difusión de música académica. Lamentablemente estas agrupaciones al igual que otras instituciones culturales tienden a ser manejadas como propiedad privada, evadiendo el compromiso natural que deben tener con el país y su cultura. Esto afecta incluso a los integrantes quienes respaldan esta actitud y aún más por la falta de formación en su propia cultura, consideran que la instrucción simplemente técnica recibida en los Conservatorios, cuyos estudios se basan en métodos extranjeros, le conlleva a una admiración por lo extranjero y el alejamiento de los elementos musicales ecuatorianos.

Como fundamento y esencia de su existencia, las orquestas sinfónicas deben difundir y promover la creación ecuatoriana así como llevar a cabo propuestas que renueven y marquen contenidos del ethos ecuatoriano.

Resulta irónico que compositores de talla internacional como Luis Humberto Salgado, por poner solo un ejemplo, han muerto sin escuchar su creación sinfónica, debido en gran medida a la poca o ninguna preocupación de las instituciones mencionadas. Así mismo los compositores jóvenes no tienen ninguna oportunidad por parte de estas agrupaciones para probar sus obras, no promueven la creatividad de futuros compositores y no se difunde la música popular, que bien podrían ser arreglada para este formato instrumental y compartirla con el pueblo al que le pertenece como un gran instrumento de educación musical y de goce estético.

Estas instituciones de difusión se manejan de manera aislada a los Conservatorios y de otras instituciones del quehacer musical, lo que crea un abismo entre la teoría y la práctica, por ello se deben reformar las actividades, deberes y derechos que tienen este tipo de agrupaciones para que cumplan con su verdadera función en beneficio de la cultura ecuatoriana, fomentando el respeto y el amor por nuestro patrimonio musical.


Movimiento Por la Soberanía Musical

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